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DÍA 41

¡Hola, amigo! Nuevamente nos encontramos para continuar con la bella tarea que nos hemos encomendado para este año: leer en su totalidad el mejor libro de todos: la Biblia.
En el capítulo 44 del Génesis conoceremos la estrategia de José para retener junto a él a su hermano menor, Benjamín.
En el Evangelio de San Mateo, seguiremos aprendiendo las enseñanzas de Jesús. Además, sabremos como complotan contra él, los escribas y los fariseos. También seremos testigos como una mujer unge la cabeza de Cristo.
Y, como todos los días, continuaremos con la lectura de los Salmos y de los Proverbios.
¡Qué Dios te bendiga!


La copa de José
1Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. 2Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José. 3Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos. 4Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata? 5¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.
6Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras. 7Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos. 8He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro? 9Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor. 10Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa. 11Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo. 12Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
14Vino Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra. 15Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar? 16Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa. 17José respondió: Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.
Judá intercede por Benjamín
18Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón. 19Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano? 20Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un hermano joven, pequeño aún, que le nació en su vejez; y un hermano suyo murió, y él solo quedó de los hijos de su madre; y su padre lo ama. 21Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él. 22Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si lo dejare, su padre morirá. 23Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi rostro. 24Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor. 25Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento. 26Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano va con nosotros, iremos; porque no podremos ver el rostro del varón, si no está con nosotros nuestro hermano el menor. 27Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer; 28y el uno salió de mi presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto. 29Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol. 30Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él, 31sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol. 32Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; 33te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. 34Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.


El juicio de las naciones
31Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
El complot para prender a Jesús
CAPÍTULO 26
1Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: 2Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.
3Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, 4y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. 5Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.
Jesús es ungido en Betania
6Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 8Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? 9Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. 10Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. 11Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. 12Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 13De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.


8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos;
Tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
 9 Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su ira,
Y fuego los consumirá.
 10 Su fruto destruirás de la tierra,
Y su descendencia de entre los hijos de los hombres.
 11 Porque intentaron el mal contra ti;
Fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán,
 12 Pues tú los pondrás en fuga;
En tus cuerdas dispondrás saetas contra sus rostros.
 13 Engrandécete, oh Jehová, en tu poder;
Cantaremos y alabaremos tu poderío.


 22 Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
 23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
 24 Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
 25 Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
 26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
 27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;