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DÍA 32

Nuevamente nos volvemos a encontrar para seguir disfrutando de la lectura de la Biblia. Hoy, conocermos el nombre de todos los hijos de Jacob. También nos enteraremos del cambio de nombre que Dios hizo con Jacob: ahora es Israel. Al final del capítulo 35 del Génesis, nos enteraremos de la muerte de Isaac, padre de Israel.
En el Evangelio de Mateo, seguiremos aprendiendo acerca de la doctrina de Jesús y nos enteraremos de nuevos milagros que Él produjo.
Como todos los días, leeremos los Salmos y los Proverbios.
¡Qué Dios te bendiga!

Dios bendice a Jacob en Bet-el
1Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. 2Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. 3Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. 4Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem.

5Y salieron, y el terror de Dios estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob. 6Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán (esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con él estaba. 7Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el, porque allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano. 8Entonces murió Débora, ama de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue llamada Alón-bacut.

9Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. 10Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. 11También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. 12La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la tierra. 13Y se fue de él Dios, del lugar en donde había hablado con él. 14Y Jacob erigió una señal en el lugar donde había hablado con él, una señal de piedra, y derramó sobre ella libación, y echó sobre ella aceite. 15Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar donde Dios había hablado con él, Bet-el.

Muerte de Raquel
16Después partieron de Bet-el; y había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio a luz Raquel, y hubo trabajo en su parto. 17Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este hijo. 18Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín. 19Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén. 20Y levantó Jacob un pilar sobre su sepultura; esta es la señal de la sepultura de Raquel hasta hoy. 21Y salió Israel, y plantó su tienda más allá de Migdal-edar.

Los hijos de Jacob
22Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel. Ahora bien, los hijos de Israel fueron doce: 23los hijos de Lea: Rubén el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Los hijos de Raquel: José y Benjamín. 25Los hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26Y los hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser. Estos fueron los hijos de Jacob, que le nacieron en Padan-aram.

Muerte de Isaac
27Después vino Jacob a Isaac su padre a Mamre, a la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron Abraham e Isaac. 28Y fueron los días de Isaac ciento ochenta años. 29Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de días; y lo sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.

16Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

Nuevamente Jesús anuncia su muerte
17Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: 18He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; 19y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.

Petición de Santiago y de Juan
20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. 21El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. 22Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. 23El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. 24Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. 25Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Dos ciegos reciben la vista
29Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud. 30Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 31Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 32Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. 34Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.

31 Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?

 32 Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;

 33 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;

 34 Quien adiestra mis manos para la batalla,
Para entesar con mis brazos el arco de bronce.

 35 Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.

 36 Ensanchaste mis pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.

16 Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:

 17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,

 18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,

 19 El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.